domingo, 22 de mayo de 2016

PROPUESTA HIPOTÉTICA DE INTERVENCIÓN DESDE LA APLICACIÓN DE LA JUSTICIA RESTAURATIVA EN VIOLENCIA DE BARRIOS MARGINALES DE SANTIAGO DE CALI

Explicación del mecanismo a utilizar.



El mecanismo de justicia restaurativa que debemos utilizar son los PROCESOS CIRCULARES.

Definición: Proceso restaurativo se distingue por trabajar con una comunidad que ha sido afectada por un delito reuniendo al ofensor, la víctima y la comunidad afectada, creando un espacio para el dialogo abierto. Teniendo como principio ayudar la comunidad y personas afectadas, como sabemos estos delitos tienen muchas implicaciones colectivas porque es con ocasión a un conflicto interno en Cali. Este proceso tiene origen de tradiciones de los pueblos indígenas Canadienses simbolizando igualdad de oportunidades, liderazgo incentivando a la concentración y responsabilidad.

Es importante mencionar que “los procesos círculos se encargan de permitir un balance de la sabiduría ancestral de vivir en comunidad, con la sabiduría moderna de honrar las necesidades individuales, los intereses y las diferencias. Los círculos de paz crean un espacio en donde las personas, independientemente de su papel o status, pueden encontrase como iguales y reconocer su interdependencia mutua en la lucha por vivir de manera correcta, y para apoyarse mutuamente a través de las dificultades de la vida” (Stuart, 2004: 3).



Características:
  • Tiene contenidos espirituales hacia la construcción de relación entre las personas que participan en este, en nuestro caso será la comunidad del barrio Manuela Beltrán, que ha sido afectada por el conflicto de pandillas, ellos deberán encontrarse y ayudarse mutuamente.
  • Usada con mayor éxito en situaciones donde hay delincuentes juveniles por primera y segunda vez y también para crímenes violentos.
  • Este proceso no es apropiado para todos los conflictos.
  • En el procedimiento no existe un método como tal establecido, debido a que cada caso y comunidad son diferentes, entonces cada etapa puede tener un tiempo diferente.

Aplicación:

Se puede trabajar mediante el uso de pieza simbólicas se hace un circulo se ubica al ofensor con su grupo de apoyo, al otro lado a la víctima con su grupo de apoyo; esto crea un ambiente de igualdad evitando la manipulación del uso de la palabra, impide las interrupciones, esperar una pieza simbólica para hablar permite que las personas se calmen y presten atención escuchando al otro, por ultimo fomenta el trabajo en equipo, también se puede seguir las siguientes fases:
  • Preparación de la sección.
  • Introducción al proceso circular.
  • Narración de las historias.
  • Acuerdos.
  •  Cierre.
  • Implementación y seguimiento.



Justificación para la elección de los mecanismos y procedimientos a utilizar.



La resolución de conflictos tiene muchas formas de darse, algunas son bastante crudas y el papel de solo algunos de sus actores es importante, en los esquemas de la justicia retributiva, por ejemplo, no será importante el papel de la víctima o la comunidad ya que la “solución al conflicto” – entendiéndose este como el crimen o el delito – será el castigo al ofensor a través de las sanciones penales establecidas en los códigos penales y penitenciarios. La justicia restaurativa en cambio, plantea mecanismos de solución de conflictos donde todos los actores tienen un rol definido y una importancia especial en la forma en la que el conflicto será resuelto.



En el caso concreto se ha elegido como método de aplicación de la justicia restaurativa el mecanismo relativo a los procesos circulares, las ventajas que trae este mecanismo son múltiples y la principal es la comunión y el encuentro que tienen todos los actores para compartir sus posiciones e integrar soluciones y medidas no solo para resolver concreta y pacíficamente el conflicto sino también porque garantiza espacios donde se planteen garantías de no repetición o venganza (justicia por mano propia). En los procesos circulares, las pandillas, compuestas por jóvenes de barrios marginales, tienen la oportunidad de sentarse y pedir perdón, dar una explicación y señalar las circunstancias en las que ocurrieron los hechos, por qué ocurrieron y así puede argumentar su posición. Está claro que en los atroces crímenes que se cometen en las calles de barrios marginales, se necesita más que una explicación. Para eso está la víctima, podrá también expresarse, enseñar las secuelas a los ofensores y por medio del Estado y la comunidad se modulará el acercamiento entre las dos partes.




Estos procesos deben tener una sensibilidad especial por el tipo de crímenes que se tratarán, sin embargo, se considera que los procesos circulares son los adecuados para ser un mecanismo de aplicación de justicia restaurativa precisamente por las características que presenta con relación al caso concreto. En este espacio se puede lograr un acercamiento de todos los actores que en otros mecanismos sería muy difícil lograr. Las mediaciones víctima-ofensor o las conciliaciones son espacios bastante útiles ya que evitan el desgaste del aparato judicial, no obstante, el acercamiento y la comunión entre todos los actores del conflicto no es plena como si se podría evidenciar en os resultados de los procesos circulares. Está claro que en el caso concreto no hay víctimas singulares sino múltiples, la guerra de pandillas ha dejado secuelas y crueles resultados en muchas personas y precisamente un espacio como el propuesto en los procesos circulares es muy adecuado para que las victimas que han sufrido daños por jóvenes pandilleros puedan reunirse con sus ofensores y buscar soluciones definitivas al conflicto siempre con el acompañamiento de la comunidad, actor indispensable para la realización de estos espacios, independientemente de las sanciones penales que conlleven los asuntos.



Los acuerdos más importantes que se logren en estos procesos circulares, lógicamente no serán encaminados a castigar al ofensor sino en reconstruir el derecho de que ha sido violado por esta con respecto a la víctima. La indemnización, reparación y las garantías de no repetición serán los puntos más importantes de los acuerdos y puntos que se deben negociar, siempre apuntando a la solución pacífica del conflicto y hacia el mejoramiento de la comunidad donde desarrollan su vida tanto víctimas como ofensores. Lo que se busca no es sancionar y castigar, sino reparar y restaurar. Buscar que la comunidad pueda pasar página hacia un mejor futuro. Es notable y necesario señalar que no siempre os jóvenes de las pandillas tendrán la voluntad y el arresto particular para sentarse con su víctima a debatir las circunstancias que los han llevado a ese punto, pero ese punto se tratará más adelante.

Protocolo de intervención detallado.



Protocolo de intervención Proceso Circular:



El escenario escogido por nosotros, es un escenario en el que están involucrados personajes principales pero las acciones de estos personajes afectan a toda una comunidad. Si bien sabemos, las pandillas y sus fronteras invisibles en determinados barrios, es una problemática que ha estado latente durante muchos años en la ciudad de Cali, por eso se determina que llevar a cabo un proceso circular permitiría conocer a fondo la raíz de la situación, en éste, los participantes son el ofensor, la víctima y toda la comunidad afectada. Inicialmente, los facilitadores del proceso deben hacer un análisis de caso desde una mirada exterior, señalar puntos claves necesarios que deban ser tocados en las sesiones para de esta manera profundizar y llegar a la raíz. Hecho esto, se podría dar inicio a las sesiones con los participantes.



Sesiones:

El número de sesiones dependerá de muchas cosas como la dinámica, los asistentes, su disposición, el proceso o retroceso, tipo de cambios que se vean, etc. Por lo cual sería difícil determinar un número de sesiones. Sin embargo, es claro que las primeras sesiones son para romper el hielo, para conocerse entre sí, conocer la mirada de cada participante, cada necesidad y perspectiva.

La PRIMERA SESIÓN es muy importante, en esta se tiene una primer mirada interiorizada con la situación, en esta primera sesión puede ser normal encontrar a los participantes un poco predispuestos y negativos a la dinámica, pues se trata de algo nuevo.El objetivo de esta sesión sería principalmente la presentación del caso, de los participantes y los facilitadores del proceso. Se invitaría a los habitantes del barrio Manuela Beltrán para que participen y se enteren de la dinámica.



La presentación implicaría su nombre, edad, profesión o actividad que desempeña en su cotidianidad, zona del barrio en la que habita y una breve explicación de cómo ha sido afectado (o afectada) u ofensor.

En una SEGUNDA SESIÓN, después de conocer a todos los participantes en el anterior encuentro, se analizaría cuántas personas asistieron o desasistieron, cuántas son nuevas y están interesadas en participar. Los participantes serían acomodados en el círculo como lo indica el esquema de proceso circular elaborado por Margarita Canal y María Lucía Zapata para la Corporación Transparencia por Colombia en el 2004; las víctimas estarían organizadas frente a los ofensores y cada uno con su grupo de apoyo.



Siendo el problema principal la organización de pandillas que toman poder frente al barrio, se buscaría conversar con ellos, permitirles que expresen sus necesidades para realizar lo que hacen, desde cuándo lo hacen, por qué, quién los dirige, etc. Todo siempre implementado desde un diálogo y una escucha por parte de las víctimas, sin juicios ni comentarios ofensivos, la idea es mantener la escucha y conectarse con la persona y su discurso.

En una TERCERA SESIÓN ya se entraría a realizar actividades dinámicas donde el ambiente se pueda convertir en uno menos poco tenso y haya un primer acercamiento no agresivo entre las víctimas y los ofensores, reconociendo que todos son iguales y están presentes por el mismo objetivo: Lograr un proceso de paz en su comunidad.




Las SESIONES SIGUIENTES se desenvolverían a raíz de qué tan exitosas o no sean las anteriores, los facilitadores dejarían tareas a sus participantes y dependiendo de sus respuestas se analizaría que tan frecuentes serían las próximas sesiones.

Análisis en el que se presenten los límites y alcances de la intervención propuesta.



A pesar que los procesos circulares son el mecanismo más adecuado de aplicación del paradigma de la justicia restaurativa en el caso de los conflictos nacientes de las pandillas juveniles en los barrios marginales de Cali, el mecanismo también presenta limitaciones con respecto a su realización. Es importante entender desde un principio el alcance que tiene este mecanismo de solución de conflictos en el caso concreto, hasta dónde puede llegar la propuesta de aplicación y cuáles son los obstáculos o inconvenientes que pueden surgir en su desarrollo.

Es preciso explicar que a pesar que el paradigma de la justicia restaurativa y sus mecanismos que lo desarrollan como las mediaciones, conciliaciones o los procesos circulares, aún tienen mucho por desarrollarse, en los grandes marcos legales no tienen una aplicación tan amplia y como se sabe en el ámbito penal, la conciliación es necesaria como un requisito de procediblidad que no colma realmente las expectativas porque no se implementa para desarrollar el paradigma como tal sino que se realiza para evitar el desgaste jurisdiccional. Finalmente, las políticas criminales de un estado como Colombia terminan siendo al final del día normatividades retributivas donde el actuar del Estado está encaminado al enjuiciamiento penal y su posterior castigo penitenciario hacia el ofensor. La reintegración, reparación e indemnización son elementos aislados que aún no han podido ganarse un lugar de relevancia en los marcos penales o no al menos al nivel que el castigo.



Por esta razón, en el caso de las guerras de pandillas y toda la delincuencia que surge de este fenómeno social, la justicia retributiva estará presente para ajuiciar y condenar a los ofensores y a pesar que no en todos los casos éstos terminen pagando largas penas, el aparato persecutor del Estado sí está encaminado para precisamente lograr que las personas consideradas como peligro para la sociedad paguen cárcel por sus acciones, como se ha dicho, cuando esto se evita, no tiene fundamentos restaurativos o reintegradores sino meramente estratégicos para evitar la congestión judicial y el desgaste de la jurisdicción en su especialidad penal.

Más allá de esto, también se debe analizar que en los crímenes donde se ve comprometida la integridad plena de un ser humano cono los actos sexuales, las lesiones personales o el homicidio. Será muy complicado y a veces imposible que las víctimas accedan a pertenecer a un proceso circular donde tengan que tener contacto directo con sus ofensores; muchas veces, las victimas solo quieren que el ofensor tenga un castigo prominente y no les interesa hablar de las razones o escuchar explicaciones junto a la comunidad. Este tipo de crímenes, visto desde cierto punto, tienen una gravedad y una calidad casi imperdonable, por ello, es de todas maneras necesario que el ofensor pague por lo que ha cometido porque en muchas ocasiones solo será la cárcel el espacio que evite una reiteración de las conductas. Así, además de las limitaciones teóricas que se han expuesto con relación a la justicia restaurativa, los procesos circulares tienen también una limitación práctica que es precisamente lograr que los jóvenes ofensores tengan esa comunión y ese encuentro con las victimas sin que esa reunión se convierta en un episodio descabellado, sin orden e intrascendente.



Lógicamente, muchos jóvenes si tendrán la voluntad real de acceder a estos encuentro y habrá un no pequeño número de víctimas que también desearán ser parte de esto procesos, los alcances de los procesos circulares pueden ser bastante altos si se mira desde ese punto de vista y mientras exista la voluntad de las partes de realizar un encuentro, solucionar el conflicto y llegar a la reparación y restauración de los derechos en su medida entonces se podrá prever resultados satisfactorios en estos mecanismos de aplicación del paradigma de justicia restaurativa.




viernes, 29 de abril de 2016

FRONTERAS INVISIBLES: PANDILLAS Y VIOLENCIA JUVENIL EN BARRIOS MARGINALES DE SANTIAGO DE CALI





  • Contextualización del escenario:

El escenario en el cual se desarrolla la problemática escogida es el barrio Manuela Beltrán, ubicado en la Comuna 14, la cual está localizada en el denominado “Distrito de Aguablanca” en el oriente de la ciudad Santiago de Cali. Según el último censo, su población representa el 7.3% del total de la población de la ciudad. De acuerdo a un artículo del periódico El País en el año 2010, Manuela Beltrán desde el año 2008 es el barrio que más homicidios registran y según el Observatorio Social de Cali, es el barrio más peligroso de los 15 que conforman la Comuna 14. En el Distrito de Aguablanca, siempre lleva la delantera con el número de muertos diarios.

Las cifras de violencia y muerte en estos barrios de la comuna 14, en especial Manuela Beltrán, va relacionado con la conformación de pandillas y bandas criminales, cuyo “modus operandi” está relacionado con sicariato, venta de estupefacientes, atraco a transeúntes y motoristas, venta y alquiler de armas, entre otras formas delincuenciales. Relatos de los habitantes del barrio, afirman que la violencia inicia en la forma como se han ido apoderando de las cuadras, calles y manzanas del barrio, de esta manera crean unos linderos o líneas fronterizas, que cruzar por ellas, sin autorización, significa la muerte, como efectivamente sucede a diario.

  • Caracterización del conflicto:





María es una madre cabeza de familia, trabaja como empleada de servicios domésticos y tiene dos hijas, la mayor de 18 años con una hija de 1 año y la menor de 10 años. Residen desde hace muchos años en la comuna 14, específicamente en el barrio Manuela Beltrán. María, es consciente de la situación de bandas criminales en su barrio, conoce con seguridad las zonas, los límites de las líneas fronterizas, reglas y condiciones, por lo cual nunca ha sido víctima de estos grupos.

Sin embargo, hace aproximadamente cuatro meses, un día normal, María se encontraba como de costumbre en su lugar de trabajo, lejos de casa. Su hija mayor, encargada de llevar a su hermana al colegio, se quedó en casa organizando el desayuno y haciendo las labores necesarias. Cuando llegó la hora de llevar a su hermana al colegio, se retrasaron y decidieron irse por una ruta distinta a la habitual, como era de esperarse, llegaron más rápido, así que la hermana mayor decidió volver a casa por la misma ruta, lo que ella desconocía es que se aconsejaba que la zona que atravesaba la ruta rápida no fuera transitada. Inconsciente de esa información en ese momento, tomó la ruta en la cual de ida había contado con suerte, pero de venida no fue tanto así.

Cuando estaba en camino de regreso a su casa, al cruzar una esquina, salieron tres jóvenes con cuchillos que la acorralaron, revisaron sus bolsillos, le sacaron todo y en el mismo momento le gritaban fuertes palabras al oído, en ese momento apareció otro joven dando órdenes que la llevaran a otro lugar, ella lloraba y gritaba de angustia mientras tenía a su hija en sus brazos, teniéndola con fuerza para no dejarla caer. Cuando pensó que era el fin, pues la estaban arrastrando a un “callejón”, apareció otro joven - cuenta ella – que parecía ser el “líder” al cual llamaban “Rompe” y dio órdenes para que la soltaran y la dejaran ir, pues sabía quién era y conocía a su mamá. Terminadas las órdenes, la dejaron libre y le advirtieron que esa zona conocida como Las Orquídeas, no podía ser transitada por ella, pues era habitante de la zona enemiga de ellos y varios de sus habitantes habían sido asesinados allá.

  • Análisis de los actores del conflicto:




Victima: La hija de María fue tocada por la violencia de las pandillas y fronteras del barrio, no solo materialmente sino también simbólicamente. Analizamos que necesita un acto de justicia que restablezca lo destruido, como la confianza de andar segura en la calles



Ofensor: Pandillas y bandas criminales para ellos la venganza es la justicia, podemos analizar que la hija de María no podía pasar por los límites de otras cuadras porque tendría una mayor posibilidad de ser robada y maltratada, las pandillas tiene reglas de no dejar pasar a otras personas por sus fronteras, la poca educación de estas pandillas las hace personas insensibles, incluso muchos de ellos consume sustancias alucinógenas.



Comunidad: Aguablanca, es un sector que tiene condiciones marginales, bajos ingresos, falta de servicios públicos, atención de salud deficiente, poca educación, la delincuencia es una alternativa para muchos jóvenes. Pero en la comunidad también se encuentra familias luchadoras, honradas que busca maneras buenas de sostenerse, muchas personas no pueden denunciar la delincuencia por temor a su vida, este sector maneja un alto número de muertos diarios.





Estado: Se encuentran fundaciones para las madres cabezas de hogar, para niños pequeños son guarderías, el sector tiene varios convenios en instituto bienestar familiar de Colombia como centros de rehabilitación si el joven es menor de edad.




  •  Dimensiones objetivas y subjetivas del conflicto:



El conflicto tiene características y rasgos que lo hacen diferentes de otros, sin embargo al ser las guerras de pandillas y la delincuencia juvenil en barrios marginales de las capitales colombianas un conflicto que abarca muchas conductas o delitos, es necesario comprender que éstos tienen una fuente particular o especial que se pueden analizar bajo las dimensiones objetivas y subjetivas del problema en cuestión.

Así, como dimensiones objetivas del conflicto, se debe entender que una de las fuentes más determinantes de las conductas delictivas y las organizaciones criminales de los barrios marginales es la falta de oportunidades, desempleo y deserción escolar. Los muchachos que suelen criarse en estos barrios, no tienen muchas veces interés académico o laboral, porque no pueden o no quieren estudiar y la única salida es hacer parte de uniones delictivas compuestas entre otros muchachos con similar situación. Éstos, movidos por la búsqueda de dinero fácil, y bajo una filosofía callejera, provocan un movimiento de masas donde muchos jóvenes y adultos son movidos a delinquir y ser parte de estas organizaciones donde el hurto, el asesinato y el sicariato no son delitos sino manifestaciones de la vida corriente. Los factores objetivos serán entonces todas las dimensiones del conflicto que puedan considerarse ajenas al propio ser humanos y que puedan considerarse externas, materiales o mundanas.



Por su parte la dimensión subjetiva del conflicto que se analiza, hace referencia a los factores internos, sentimientos, sensaciones o pensamientos que mueven a cada protagonista o victimario del conflicto a cometer las acciones que ocasionan un daño a los miembros de una sociedad. Así, los muchachos además de moverse por intereses económicos o territoriales, suelen tener la filosofía del odio. El resentimiento y la ira para con sus rivales de calles o barrios vecinos. Ocultando y escudando sus miedos internos en la unión que fomentan las pandillas, donde los líderes y jóvenes más experimentados alimentan el odio y la hostilidad, hasta el punto  que los pandilleros consideran como correctas todo tipo de acciones cometidas. Para ellos un hurto no significará nada y salvo ciertas excepciones (como el respeto hacia los habitantes de su cuadra o de su barrio en el ejemplo expuesto por María) los habitantes no violentos de barrios marginales deberán aprender a convivir con la violencia latente frente a sus ojos.

  • Bases estructurales y culturales del conflicto:





Los conflictos tienen características propias que los hacen diferentes unos de otros, esto se debe a que sus bases tienen componentes estructurales y componentes culturales, éstos dos igualmente diferenciados por ciertos factores. Por tal razón para entender las causas y fundamentos de los problemas, conflictos, guerras o desavenencias, hay que comprender la base de las mismas y el porqué de la conducta de las personas en un escenario y contexto específicos.

En el conflicto que se expone, la guerra de pandillas y la violencia juvenil, existen características básicas que lo hacen diferente en comparación a otros, no obstante, este conflicto específico se desarrolla por medio de varias conductas (hurtos, asesinatos, extorsiones, micro y macro tráfico de narcóticos y un largo etcétera) y por tanto hay que entender que las bases estructurales y culturales pueden ser similares en otros tipos de conflictos.




Las bases estructurales del conflicto se asientan en los elementos que producen las conductas de los jóvenes en especial, bajo este punto, la marginalidad, la desigualdad social, la falta de oportunidades laborales y académicas y la pobreza, son situaciones que alimentan la violencia y causan que los miembros de pandillas juveniles no midan consecuencias antes de cometer ilícitos, de hecho, ven como una vía válida la ejecución de crímenes si de ello pueden obtener ganancias, beneficios o mejorar su vida económica y elevar su estatus social. No es una coincidencia que los barrios marginales de las grandes ciudades, donde existe desigualdad masiva, exclusión social y donde las oportunidades de vida son mínimas, sean también los lugares donde hay mayores índices de violencia callejera y delincuencia común. Esto se debe a que las bases del conflicto son la deficiencia de las instituciones gubernamentales, el fracaso de la economía o de los sistemas educativos y cómo estas han causado que en estos sitios marginados nazca el crimen y la violencia (desde la pobreza) porque para muchos la salida o alternativa más rápida y eficiente para lograr un fin no es estudiar o trabajar sanamente sino delinquir y “buscar el pan” mediante la burla de los valores y la obtención ilícita de las cosas.

Desde luego, la violencia callejera en los barrios marginales de Santiago de Cali no solo se fundamenta en bases estructurales sino en bases que nacen de la propia cultura de los actores del conflicto. Esto quiere decir que no solo factores como la pobreza o la marginalidad serán determinantes cuando los jóvenes cometen crímenes o realizan cualquier práctica fuera del marco de la ley, sino que también dependerá de una serie de ideologías, costumbres o actos de su propia filosofía que componen una real “anticultura” que evoca la violencia y el crimen. Los jóvenes están tan unidos a sus pandillas y a sus grupos delincuenciales que sienten comunión y unidad entre sus miembros, sienten la venganza, la ira o el rencor como elementos esenciales en sus vidas y cualquier rival o persona de otro barrio será rechazado, odiado y condenado a la máxima de las penas.




Las fronteras invisibles no son más que la manifestación de todas estas ideologías, la demarcación y protección de territorios y la brutalidad callejera está tan arraigada en las mentes de los jóvenes de los barrios marginales, que muchos no ven más allá de la vida criminal. No pueden entender un futuro académico o laboral sino que tienen la cultura de la “vida o la muerte” en sus mentes y de ahí que no importe mucho en su círculo interno si una persona merece o no morir por no colaborar en sus planes.

Tanto las bases estructurales como culturales son causas y en ellas se fundamenta el conflicto de las pandillas y violencia juvenil en barrios marginales de las grandes ciudades porque del análisis del escenario del conflicto se puede entender que no son prácticas aisladas sino generalizadas entre los actores del conflicto donde la población es vulnerable a este tipo de conductas.







ABRITTO y ORDÓÑEZ.  Las dimensiones físicas, estructurales y culturales del conflicto. Documento de trabajo. Pontificia Universidad Javeriana Cali.