- Contextualización del escenario:
El escenario en el cual se desarrolla
la problemática escogida es el barrio Manuela Beltrán, ubicado en la Comuna 14,
la cual está localizada en el denominado “Distrito de Aguablanca” en el oriente
de la ciudad Santiago de Cali. Según el último censo, su población representa
el 7.3% del total de la población de la ciudad. De acuerdo a un artículo del
periódico El País en el año 2010, Manuela Beltrán desde el año 2008 es el
barrio que más homicidios registran y según el Observatorio Social de Cali, es
el barrio más peligroso de los 15 que conforman la Comuna 14. En el Distrito de
Aguablanca, siempre lleva la delantera con el número de muertos diarios.
Las cifras de violencia y muerte en
estos barrios de la comuna 14, en especial Manuela Beltrán, va relacionado con
la conformación de pandillas y bandas criminales, cuyo “modus operandi” está
relacionado con sicariato, venta de estupefacientes, atraco a transeúntes y
motoristas, venta y alquiler de armas, entre otras formas delincuenciales.
Relatos de los habitantes del barrio, afirman que la violencia inicia en la
forma como se han ido apoderando de las cuadras, calles y manzanas del barrio,
de esta manera crean unos linderos o líneas fronterizas, que cruzar por ellas,
sin autorización, significa la muerte, como efectivamente sucede a diario.
- Caracterización del conflicto:
María es una madre cabeza de familia,
trabaja como empleada de servicios domésticos y tiene dos hijas, la mayor de 18
años con una hija de 1 año y la menor de 10 años. Residen desde hace muchos
años en la comuna 14, específicamente en el barrio Manuela Beltrán. María, es
consciente de la situación de bandas criminales en su barrio, conoce con
seguridad las zonas, los límites de las líneas fronterizas, reglas y
condiciones, por lo cual nunca ha sido víctima de estos grupos.
Sin embargo, hace aproximadamente
cuatro meses, un día normal, María se encontraba como de costumbre en su lugar
de trabajo, lejos de casa. Su hija mayor, encargada de llevar a su hermana al
colegio, se quedó en casa organizando el desayuno y haciendo las labores
necesarias. Cuando llegó la hora de llevar a su hermana al colegio, se
retrasaron y decidieron irse por una ruta distinta a la habitual, como era de
esperarse, llegaron más rápido, así que la hermana mayor decidió volver a casa
por la misma ruta, lo que ella desconocía es que se aconsejaba que la zona que
atravesaba la ruta rápida no fuera transitada. Inconsciente de esa información
en ese momento, tomó la ruta en la cual de ida había contado con suerte, pero
de venida no fue tanto así.
Cuando estaba en camino de regreso a su
casa, al cruzar una esquina, salieron tres jóvenes con cuchillos que la
acorralaron, revisaron sus bolsillos, le sacaron todo y en el mismo momento le
gritaban fuertes palabras al oído, en ese momento apareció otro joven dando
órdenes que la llevaran a otro lugar, ella lloraba y gritaba de angustia
mientras tenía a su hija en sus brazos, teniéndola con fuerza para no dejarla
caer. Cuando pensó que era el fin, pues la estaban arrastrando a un “callejón”,
apareció otro joven - cuenta ella – que parecía ser el “líder” al cual llamaban
“Rompe” y dio órdenes para que la soltaran y la dejaran ir, pues sabía quién
era y conocía a su mamá. Terminadas las órdenes, la dejaron libre y le
advirtieron que esa zona conocida como Las Orquídeas, no podía ser transitada
por ella, pues era habitante de la zona enemiga de ellos y varios de sus
habitantes habían sido asesinados allá.
- Análisis de los actores del conflicto:
Victima: La hija de María fue tocada por la violencia de las pandillas y fronteras del barrio, no solo materialmente sino también simbólicamente. Analizamos que necesita un acto de justicia que restablezca lo destruido, como la confianza de andar segura en la calles
Ofensor: Pandillas y bandas criminales para ellos la venganza es la justicia, podemos analizar que la hija de María no podía pasar por los límites de otras cuadras porque tendría una mayor posibilidad de ser robada y maltratada, las pandillas tiene reglas de no dejar pasar a otras personas por sus fronteras, la poca educación de estas pandillas las hace personas insensibles, incluso muchos de ellos consume sustancias alucinógenas.
Ofensor: Pandillas y bandas criminales para ellos la venganza es la justicia, podemos analizar que la hija de María no podía pasar por los límites de otras cuadras porque tendría una mayor posibilidad de ser robada y maltratada, las pandillas tiene reglas de no dejar pasar a otras personas por sus fronteras, la poca educación de estas pandillas las hace personas insensibles, incluso muchos de ellos consume sustancias alucinógenas.
Comunidad: Aguablanca, es un sector que tiene condiciones marginales, bajos ingresos, falta de servicios públicos, atención de salud deficiente, poca educación, la delincuencia es una alternativa para muchos jóvenes. Pero en la comunidad también se encuentra familias luchadoras, honradas que busca maneras buenas de sostenerse, muchas personas no pueden denunciar la delincuencia por temor a su vida, este sector maneja un alto número de muertos diarios.
Estado: Se encuentran fundaciones para las madres cabezas de hogar, para niños pequeños son guarderías, el sector tiene varios convenios en instituto bienestar familiar de Colombia como centros de rehabilitación si el joven es menor de edad.
- Dimensiones objetivas y subjetivas del conflicto:
El conflicto tiene características y rasgos que lo hacen diferentes de
otros, sin embargo al ser las guerras de pandillas y la delincuencia juvenil en
barrios marginales de las capitales colombianas un conflicto que abarca muchas
conductas o delitos, es necesario comprender que éstos tienen una fuente
particular o especial que se pueden analizar bajo las dimensiones objetivas y
subjetivas del problema en cuestión.
Así, como dimensiones objetivas del conflicto, se debe entender que una
de las fuentes más determinantes de las conductas delictivas y las
organizaciones criminales de los barrios marginales es la falta de
oportunidades, desempleo y deserción escolar. Los muchachos que suelen criarse
en estos barrios, no tienen muchas veces interés académico o laboral, porque no
pueden o no quieren estudiar y la única salida es hacer parte de uniones
delictivas compuestas entre otros muchachos con similar situación. Éstos,
movidos por la búsqueda de dinero fácil, y bajo una filosofía callejera,
provocan un movimiento de masas donde muchos jóvenes y adultos son movidos a
delinquir y ser parte de estas organizaciones donde el hurto, el asesinato y el
sicariato no son delitos sino manifestaciones de la vida corriente. Los
factores objetivos serán entonces todas las dimensiones del conflicto que
puedan considerarse ajenas al propio ser humanos y que puedan considerarse
externas, materiales o mundanas.
Por su parte la dimensión subjetiva del conflicto que se analiza, hace
referencia a los factores internos, sentimientos, sensaciones o pensamientos
que mueven a cada protagonista o victimario del conflicto a cometer las
acciones que ocasionan un daño a los miembros de una sociedad. Así, los
muchachos además de moverse por intereses económicos o territoriales, suelen
tener la filosofía del odio. El resentimiento y la ira para con sus rivales de
calles o barrios vecinos. Ocultando y escudando sus miedos internos en la unión
que fomentan las pandillas, donde los líderes y jóvenes más experimentados
alimentan el odio y la hostilidad, hasta el punto que los pandilleros consideran como correctas
todo tipo de acciones cometidas. Para ellos un hurto no significará nada y
salvo ciertas excepciones (como el respeto hacia los habitantes de su cuadra o
de su barrio en el ejemplo expuesto por María) los habitantes no violentos de
barrios marginales deberán aprender a convivir con la violencia latente frente
a sus ojos.
- Bases estructurales y culturales del conflicto:
Los conflictos tienen características propias que los hacen diferentes
unos de otros, esto se debe a que sus bases tienen componentes estructurales y
componentes culturales, éstos dos igualmente diferenciados por ciertos
factores. Por tal razón para entender las causas y fundamentos de los
problemas, conflictos, guerras o desavenencias, hay que comprender la base de
las mismas y el porqué de la conducta de las personas en un escenario y
contexto específicos.
En el conflicto que se expone, la guerra de pandillas y la violencia
juvenil, existen características básicas que lo hacen diferente en comparación
a otros, no obstante, este conflicto específico se desarrolla por medio de
varias conductas (hurtos, asesinatos, extorsiones, micro y macro tráfico de narcóticos
y un largo etcétera) y por tanto hay que entender que las bases estructurales y
culturales pueden ser similares en otros tipos de conflictos.
Las bases estructurales del conflicto se asientan en los elementos que
producen las conductas de los jóvenes en especial, bajo este punto, la
marginalidad, la desigualdad social, la falta de oportunidades laborales y
académicas y la pobreza, son situaciones que alimentan la violencia y causan
que los miembros de pandillas juveniles no midan consecuencias antes de cometer
ilícitos, de hecho, ven como una vía válida la ejecución de crímenes si de ello
pueden obtener ganancias, beneficios o mejorar su vida económica y elevar su
estatus social. No es una coincidencia que los barrios marginales de las
grandes ciudades, donde existe desigualdad masiva, exclusión social y donde las
oportunidades de vida son mínimas, sean también los lugares donde hay mayores
índices de violencia callejera y delincuencia común. Esto se debe a que las
bases del conflicto son la deficiencia de las instituciones gubernamentales, el
fracaso de la economía o de los sistemas educativos y cómo estas han causado
que en estos sitios marginados nazca el crimen y la violencia (desde la
pobreza) porque para muchos la salida o alternativa más rápida y eficiente para
lograr un fin no es estudiar o trabajar sanamente sino delinquir y “buscar el
pan” mediante la burla de los valores y la obtención ilícita de las cosas.
Desde luego, la violencia callejera en los barrios marginales de
Santiago de Cali no solo se fundamenta en bases estructurales sino en bases que
nacen de la propia cultura de los actores del conflicto. Esto quiere decir que
no solo factores como la pobreza o la marginalidad serán determinantes cuando
los jóvenes cometen crímenes o realizan cualquier práctica fuera del marco de
la ley, sino que también dependerá de una serie de ideologías, costumbres o
actos de su propia filosofía que componen una real “anticultura” que evoca la
violencia y el crimen. Los jóvenes están tan unidos a sus pandillas y a sus
grupos delincuenciales que sienten comunión y unidad entre sus miembros,
sienten la venganza, la ira o el rencor como elementos esenciales en sus vidas
y cualquier rival o persona de otro barrio será rechazado, odiado y condenado a
la máxima de las penas.
Las fronteras invisibles no son más que la manifestación de todas estas
ideologías, la demarcación y protección de territorios y la brutalidad
callejera está tan arraigada en las mentes de los jóvenes de los barrios
marginales, que muchos no ven más allá de la vida criminal. No pueden entender
un futuro académico o laboral sino que tienen la cultura de la “vida o la
muerte” en sus mentes y de ahí que no importe mucho en su círculo interno si
una persona merece o no morir por no colaborar en sus planes.
Tanto las bases estructurales como
culturales son causas y en ellas se fundamenta el conflicto de las pandillas y
violencia juvenil en barrios marginales de las grandes ciudades porque del
análisis del escenario del conflicto se puede entender que no son prácticas
aisladas sino generalizadas entre los actores del conflicto donde la población
es vulnerable a este tipo de conductas.
ABRITTO y ORDÓÑEZ. Las dimensiones físicas,
estructurales y culturales del conflicto. Documento
de trabajo. Pontificia Universidad Javeriana Cali.